Vida de San Juan Crisóstomo
Nació en Antioquia hacia el año 344 en el seno de una familia rica. Su padre ocupaba un cargo elevado en el ejército imperial de Siria, el cuál murió muy joven y su madre se tuvo que ocupar de su educación. Juan era hijo único. Su madre le puso a estudiar bajo la dirección de Libanio y descubrió que Juan era un gran orador. Juan quería dedicar su vida a la religión y por ello convirtió su casa en un monasterio donde oraba y estudiaba.
Cuando su madre murió se fue durante seis años de monje al desierto y cuando volvió a Antioquia fue nombrado sacerdote. Continuó predicando como sacerdote y consiguió grandes conversiones. Le nombraron arzobispo de Constantinopla y lo primero que hizo fue quitar todos los lujos de su palacio y emplearlos para ayudar a los más necesitados.
Teófilo de Alejandría, un terrible amigo de Juan Crisóstomo y otros cuantos enemigos de Juan consiguieron que le desterraran de Constantinopla. El santo fue tratado brutalmente por los militares que le hacían caminar bajo el sol abrasador lo que le debilito y el 14 de septiembre del 404 Juan murió. Más tarde el Papa San Pío X nombró a San Juan Crisóstomo como Patrono de todos los predicadores católicos del mundo.
San Juan Crisóstomo destacó por su manera de predicar y también por sus numerosos escritos. Esta producción literaria es extraordinariamente amplia y está compuesta fundamentalmente por sermones, aunque comprende también algunos tratados de importancia considerable y no falta un buen número de cartas.
Sus homilías se pueden clasificar en los grupos siguientes: homilías exegéticas, de las que algunas tratan sobre el Antiguo Testamento. Así, sobre el evangelio de San Mateo tiene noventa homilías, que constituyen la explicación más completa de la antigüedad sobre este evangelio. Otras casi noventa homilías sobre el evangelio de San Juan son en general más breves. Otros cincuenta y cinco sermones tratan sobre los Hechos de los Apóstoles; muchas homilías sobre cada una de las cartas de San Pablo: sobre los Romanos (32 homilías),sobre las dos cartas a los Corintios (77); sobre los Gálatas, sobre los Efesios (24), sobre los Filipenses (15), sobre los Colosenses (12), sobre las dos cartas a los Tesalonicenses (11), sobre las cartas a Timoteo, Tito y Filemón (37), sobre los Hebreos (34).
Otras homilías, menos numerosas, están pronunciadas directamente para exponer una doctrina o luchar contra un error: Sobre la naturaleza incomprensible de Dios, las Catequesis bautismales y las Homilías contra los judíos están en este grupo. En algunos sermones ataca especialmente determinados abusos morales. Así, los sermones In kalendas, donde combate la manera de celebrar el año nuevo, o su sermón contra los juegos del circo y del teatro, o las homilías sobre el diablo o sobre la penitencia, sobre la limosna o sobre las delicias futuras y la miseria presente.
Otras homilías fueron pronunciadas con ocasión de fiestas litúrgicas; otras son panegíricas de santos del Antiguo Testamento o de mártires; y otras obedecen a diversas circunstancias, como las 21 homilías al pueblo de Antioquia sobre las estatuas, cuando en un motín popular se derribaron las del emperador Teodosio y su familia. En cuanto a los tratados, el más famoso es sin duda el que versa sobre el sacerdocio. Otros tratan sobre la vida monástica y sobre la virginidad y la viudez. Otros tratados tocan el tema del sufrimiento, o están destinados a refutar impugnaciones de paganos y judíos. Las cartas son algo menos de 250, pertenecientes todas ellas al tiempo de su destierro.
Importancia para la iglesia
Fue apodado Crisóstomo que significa boca de oro por su excepcional elocuencia que le ayudo a que muchos cristianos siguieran su ejemplo y otras tantas personas se convirtieran al cristianismo. Primero fue sacerdote en Antioquia y más tarde arzobispo de Constantinopla donde demostró que lo importante no eran las riquezas si no ayudar a los que más lo necesitan.
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Para todo aquel que ama la profunda interpretación de los textos bíblicos, traemos este libro con una colección de homilías (de dos horas cada una) de San Juan Crisóstomo (año 344), el predicador por excelencia de toda la iglesia, quien con gran y evidente sabiduría, inspiración y, sobre todo, amor a su feligresía, devela el evangelio y las escrituras en general de una forma un poco distinta, con sabor apostólico que a veces nos es un poco ajeno hoy.
En este documento defiende la supremacía del evangelio, la escritura, la iglesia, los apóstoles con gran erudición pero con una asombrosa simplicidad. Se palpa en todo momento un constante diálogo con judíos, ateos y grupos que acechan la correcta interpretación de la Palabra de Dios. Basta leer unas líneas para encontrar su férrea defensa de la Fe.
Espero que saborees este documento tanto como lo estamos haciendo nosotros.
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