Dios nuestro, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra; acuérdate en tu misericordia de tu siervo (nombre), que en el mundo ha sido padre amoroso con nosotros. Lleva su alma a la paz eterna y concédele allí el premio de su amor y abnegación.
Tú, Señor, ves el dolor de su esposa y la orfandad de sus hijos; te pedimos protejas a los que hemos quedado huérfanos en la tierra para que vayamos creciendo en cuerpo y alma. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
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