El silencio sirve para lo que no sirven otras palabras.
En el silencio caben las cosas que no caben en las palabras.
Con su palabra el hombre trasciende a los animales, sin embargo con su silencio se trasciende a sí mismo.
El hombre debe aprender a escuchar lo que oye y a contemplar lo que ve.
Con el silencio del corazón se escucha lo que se oye con los oídos, porque la salvación entra por los oídos, dice San Pablo.
Con el silencio del corazón se contempla lo que vemos por los ojos porque la gloria del señor entra por los ojos, dice San Juan.
Verdadero discípulo es aquel que como María de Betania se sienta a escuchar y contemplar a Cristo Jesús como Verbo encarnado en el silencio de María, a Cristo Jesús Palabra de salvación que se forjó en el silencio de 30 años de Nazaret y al verbo eterno que brotó del silencio eterno de Dios Padre.
Cristo Jesús necesitó tres vientres de silencio para crecer como Palabra de Salvación:
1) El seno silencioso de Padre.
2) El seno virginal de María, pleno de silencio por nueve meses.
3) El amor virginal de María y José que por 30 años del silencio de Nazaret fue un Verdadero seno donde Jesús de Nazaret se forjó como palabra de Salvación.
San José es la puerta abierta al misterio de silencio de Nazaret, es el custodio del redentor y de la virginidad de María; su silencio fue tan elocuente como sus hechos.
María es el perfume que llena toda la casa de Nazaret.
La sagrada familia es la presencia más bella y profunda de la trinidad en la tierra.
Nazaret es el santuario de la intimidad de Cristo con su Padre.
Nazaret es el anticipo del Dios oculto de la Eucaristía.
El 90 por ciento de la vida de Cristo lo pasó en el silencio de Nazaret.
Jesús no es el hijo del matrimonio de María y José, sino hijo en el verdadero matrimonio de María y José.
La gran misión de San José es ser esposo virginal de María y Padre virginal de Jesús lo cual lo convierte en verdadero y especial ministro del la salvación.
San José es el último en dignidad, pero el primero en autoridad y así San José es el más fiel reflejo de la paternidad de Dios entre nosotros.
Nazaret es un homenaje a lo ordinario, a lo cotidiano en Nazaret;
no hay milagros extraordinarios sino el milagro de lo ordinario.
Los frutos del silencio son los frutos del Espíritu.
Padre Albino Navarro N. – Escuela de Silencio
EscueladeSilencio.blogspot.com
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