Testimonio de conversión de Antonio Carrerra
Fui católico durante los primeros 28 años de mi vida y, a partir de 1961, fui un enemigo enconado de ella, al hacerme testigo de Jehová. Permanecí 13 años encadenado a esta secta y ocupé en ella altos cargos de dirigente. Fui miembro del Comité de la Congregación, superintendente de campo, siervo de la escuela, conferenciante…
El primer contacto con los «testigos» suele ser deslumbrador. Te ofrecen ingresar a un mundo en el que todas las personas son excelentes, bondadosas y amorosas en grado máximo. En las primeras reuniones te aturden con tanto saludo y amabilidades, pero esto dura poco tiempo. Después, nadie se preocupará de ti, a no ser para ver si faltas a las reuniones o si no haces el trabajo de visitar hogares y ofrecer su literatura.
Desde el principio, te llenarán la cabeza de folletos y revistas de la secta, cobrándotelos naturalmente. Un miembro de la misma te instruirá semanalmente para que aceptes todas sus enseñanzas, aunque sean tales como dejar morir a un familiar antes de ponerle transfusión de sangre o tener odio contra toda religión y gobierno. En las cinco horas de reunión semanal, aparte de lo que estudies en tu casa, te inculcarán predicar más y repartir más libros, porque el fin del mundo está cerca y sólo se salvarán los que sean testigos. Yo vendí 4.800 libros y revistas, trabajé unas 3.600 horas.
Ellos dicen que son profetas (Atalaya, año 1962/212/15). Pero son falsos, porque en sus mismos libros de años atrás anunciaban el fin del mundo, que nunca llegó. Ante tantos errores, cambios e incumplimientos de profecías, nunca van a decir que se equivocaron, sino que Dios les está revelando las cosas progresivamente. Pero una cosa es revelación progresiva y otra revelación contradictoria.
El fin del mundo lo anunciaron en 1799, 1874, 1914, 1915, 1918, 1925 y 1975. En el estudio de las Escrituras de 1889, segunda serie, página 356, profetizaban que venía la extinción total de toda jerarquía falsa y del Papado para el año 1914 y se equivocaron. En el libro Millones, que ahora viven, nunca morirán, pp. 88-100, dicen que el año 1925 sería el regreso visible de Abraham, Isaac, Jacob y de los fieles profetas de antaño. Lo creyeron de tal modo que construyeron una hermosa mansión para alojar a los patriarcas en California. Este tema lo trato en mi libro El fraude del fin del mundo.
Desde 1879 a 1912, enseñaban, como verdad de Dios, que los judíos sí regresarían a Palestina. Desde 1932 y, usando también a Dios como revelador, hablan de que los judíos ya nunca serían una nación en Palestina, lo que ha resultado totalmente falso, pues sí es una nación poderosa en Palestina.
Aseguraron que en la década 1970-1980 vendría sin falta el fin del mundo y Dios destruiría a todos los inicuos de la tierra. Lo esperaban concretamente para 1975. En su libro Vida eterna, p. 29, dicen: «Los 6.000 años desde la creación del mundo, terminarán en 1975 y el séptimo período de mil años de la historia humana, comenzará en el otoño de 1975». El milenio debía comenzar ese año 1975. En su libro Asegúrese, página 443, se dice: «Reinado de mil años de Cristo, precedido por la destrucción de todos los inicuos de la tierra». Y en la revista Despertad, del 22 de abril de 1972, p 26, dicen: «A mediados de los años setenta hay una conmovedora esperanza de un magnífico alivio. Justamente 1975.
Entre los que vieron el engaño de la secta y la abandonaron conmigo estaban mi esposa e hijos, mi hermano Abel con su familia, y otros. Todo comenzó, cuando un testigo de muchos años me dijo que, si yo pudiera leer los libros antiguos de la Organización, que ya no editan, podría comprobar una multitud de cambios y errores en sus enseñanzas, las cuales, según ellos, están inspiradas por Dios. Esto me puso en graves dudas, que se confirmaron al examinar por mí mismo siete libros antiguos, del año 1918, que, por casualidad, cayeron en mis manos.
Otras enseñanzas falsas son que el cuerpo de Jesús no fue resucitado (Enseñanza en las Escrituras II, p. 129), que Satanás es el autor de la enseñanza del infierno eterno y de que el hombre tiene alma humana (Que sea Dios veraz, pp. 79 y 66). Y así muchas otras como que Jesucristo es el arcángel san Miguel.
Al retirarme de la secta, para ellos soy como un muerto. Han prohibido a todos los miembros hablarme, con la amenaza de ser ellos también expulsados. De hecho, ya han excomulgado a dos por el solo hecho de hablarme. Ahora doy gracias a Dios por conocer y vivir la verdad en la Iglesia católica».
Antonio Carrera ha dado su testimonio en el Congreso de convertidos Camino a Roma, celebrado en Avila, en octubre de 2003. Actualmente, dirige una Asociación de afectados por las sectas para ayudar a los que necesiten orientación.
Fragmento del Libro “Regresando a casa (Cristianos convertidos a la Fe Católica)” del P. Ángel Peña O.A.R.
Puedes descargar gratuitamente este y todos los libros del Padre Ángel Peña en LibrosCatólicos.org
Debe estar conectado para enviar un comentario.