Creer no es el encuentro con una idea o programa, sino con una persona sino con una persona que vive y nos transforma al revelarnos nuestra verdadera identidad. Queremos algo extraño, lejano a nuestra vida, algo accesorio, al contrario la fe en el Dios del Amor que se ha encarnado y muerto en la cruz por nuestra salvación nos presenta de forma clara que solo en el amor encuentra el hombre su plenitud, en cambio todo lo que es contrario a ese amor lo destruye.