2 Corintios 6:3-13. Nos preocupamos en toda circunstancia de no dar a otro ningún pretexto para criticar nuestra misión;» al contrario, de mil maneras demostramos ser auténticos ministros de Dios que lo soportan todo: las persecuciones, las privaciones, las angustias, los azotes, las detenciones, las oposiciones violentas, las fatigas, las noches sin dormir y los días sin comer. Se ve en nosotros pureza de vida, conocimiento, espíritu abierto y bondad, con la actuación del Espíritu Santo y el amor sincero, con las palabras de verdad y con la fuerza de Dios, con las armas de la justicia, tanto para atacar como para defendernos. Unas veces nos honran y otras nos insultan; recibimos tanto críticas como alabanzas; pasamos por mentirosos, aunque decimos la verdad;» por desconocidos, aunque nos conocen. Nos dan por muertos, pero vivimos; se suceden los castigos, pero no somos ajusticiados;» nos tocan mil penas, y permanecemos alegres. Somos pobres, y enriquecemos a muchos, no tenemos nada, y lo poseemos todo. Corintios, les hablo con franqueza; les abro mi corazón. En mí no falta lugar para acogerlos, pero en ustedes todo es estrecho. Páguennos con la misma moneda. Les hablo como a hijos; sean más abiertos.