La Tradición Divina nos permite dar legitimidad a las escrituras, porque cuando Jesucristo estaba hablando los evangelios aun no estaban escritos, san Juan escribe su Evangelio en el año 90 y si se dan cuenta, existen muchísimos años en los que la comunidad cristiana, los seguidores de Jesucristo ya existían, la Iglesia ya existía. Por ejemplo san Pablo en las cartas Pastorales escritas a Timoteo, Tito y Filemón, de cómo ya estaban organizados os obispos, los presbíteros, los diáconos, es decir ya había una iglesia organizada y recién estaban recibiendo estas cartas, en consecuencia, entonces ¿Quién dice esta es la carta de san Pablo a los Efesios o a los filipenses? Es decir, primero la Tradición ya existía, ellos ya recibían las enseñanzas de Jesús y pasan los siglos primero y segundo y hasta el tercero la comunidad Católica… cerró el canon bíblico, es decir, aclaró cuáles son en definitiva los libros que forman parte de la Biblia. En consecuencia, la Biblia es una configuración que produce la Tradición Divina y solamente la Tradición Divina, la Autoridad Divina, el Magisterio el lo que determina lo que es la Biblia. La credibilidad de la Biblia depende del Magisterio, es decir “Alguien dijo” las autoridades, los sucesores de los apóstoles dijeron “Esta es Sagrada Escritura”…