Viernes, 30 dic (RV).- Con las primeras Vísperas de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, cada 31 de diciembre, y luego el primer día de cada año, octava de la Navidad, la Iglesia que peregrina en el mundo, unida al Santo Padre, contempla con especial ternura y esperanza a Jesucristo, el recién nacido Príncipe de la Paz:
Voz del Papa: La Iglesia celebra la solemnidad de Santa María, Madre de Dios, y también la Jornada Mundial de la Paz. Os invito a entrar en la escuela de la Virgen Santísima, fiel discípula del Señor, para aprender de Ella a acoger en la fe y en la oración la salvación que Dios quiere derramar sobre los que confían en su paz y amor misericordioso.
«El comienzo de un Año nuevo, don de Dios a la humanidad, es una invitación a desear a todos, con mucha confianza y afecto, que este tiempo que tenemos por delante esté marcado por la justicia y la paz», escribe Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2012. Alentando a mirar el nuevo año, con la bella imagen del salmo 130: el hombre de fe aguarda al Señor «más que el centinela la aurora» (v. 6), lo aguarda con una sólida esperanza, porque sabe que traerá luz, misericordia, salvación, el Papa – sin olvidar la crisis que agobia a la sociedad, al mundo del trabajo y la economía; una crisis cuyas raíces son sobre todo culturales y antropológicas – invita a la confianza. Con el lema de este mensaje, Benedicto XVI exhorta a «Educar a los jóvenes en la justicia y la paz», convencido de que ellos, «con su entusiasmo y su impulso hacia los ideales, pueden ofrecer al mundo una nueva esperanza».
Y qué mejor que concluir un año y empezar otro, acogiendo las incansables exhortaciones de Benedicto XVI a poner con total confianza todos nuestros proyectos e intenciones en las manos providentes de Dios, para que acompañados por María, sea Él el que guíe nuestros pasos cada día y acreciente en nosotros la fe, la esperanza y la caridad.
Para Radio Vaticano, Cecilia de Malak