Este es un fragmento del libro “Comprendiendo la Homosexualidad” de Jokin de Irala. A continuación encontrarás un enlace para obtener y difundir el libro completo que es de gran ayuda para aquellos muchos que buscan información respecto a la homosexualidad.
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La figura siguiente resume las diferentes circunstancias que pueden llevar a la homosexualidad (se debe observar la figura de abajo hacia arriba).
Los expertos en homosexualidad afirman que las fases que conducen a la actividad homosexual en al adulto incluyen: en primer lugar un período de sensibilización, generalmente en menores de 12 años, durante el cual el niño o la niña «se siente diferente o rechazado» por diversas razones, como un temperamento que le hace más sensible, abusos sexuales, gustos que no coinciden con los de su mismo sexo (deporte, etc.) o la ausencia de una relación afectiva adecuada con una persona que represente el rol masculino o femenino.
Vamos a centrarnos en un ejemplo concreto para ilustrar una de estas complejas interacciones que pueden existir entre la identidad sexual y la relación afectiva insuficiente con un padre o una madre. El ejemplo siguiente se centrará en un caso específico de homosexualidad masculina, aunque evidentemente también existen vías específicas para la homosexualidad femenina. Efectivamente, es posible observar a un niño que vive aparentemente desapegado de su padre mientras lo que realmente siente un gran deseo de cercanía afectiva, amorosa, cálida, y del abrazo paternal que nunca tuvo. El niño acaba desarrollando una admiración por varones mayores pero inicialmente sin connotaciones sexuales y desde cierto distanciamiento; siempre con ese deseo interno de cercanía y afirmación paterna tan añorada.
Muy pronto viene la segunda fase, un período de confusión de la identidad personal durante el cual aparecen las primeras «sensaciones homoeróticas». En esta fase, el niño percibe que tiene una «atracción por alguien de su mismo sexo» pero puede significar, en realidad, un deseo de poseer algunas de las características que esa otra persona tiene y que percibe como carencias personales. Estas carencias le pueden hacer sentirse «menos hombre» o, en su caso, «menos mujer» que sus iguales. Muchas personas con sentimientos homosexuales hacen por ello la siguiente afirmación: «me atraen los hombres (o las mujeres) desde que tengo uso de razón» y esto les hace pensar que han nacido así. Al llegar a la pubertad, se despierta el impulso sexual, que puede acabar de hecho asociándose a cualquier objeto, sobre todo en varones, y se combina con las añoranzas de cercanía masculina para producir esta atracción sexual de tipo homosexual.
En tercer lugar, puede venir un período de aceptación del etiquetado como «homosexual» que coincide con las primeras «experiencias sexuales de tipo homosexual». Es frecuente que las primeras actividades homosexuales le den al joven una sensación de que se calma ese deseo íntimo que tenía del afecto y de la cercanía paterna, masculina. Aunque este tipo de relaciones sexuales le pueda suponer un cierto grado de conflicto interno, sobre todo al inicio, le llama poderosamente la atención que se produzca un profundo sosiego de sus deseos añorados, que va más allá del placer sexual, y aunque sea de manera momentánea.
Esta sensación acaba reforzando su necesidad de tener más experiencias parecidas y, aunque puedan suponer para él un conflicto interno, se siente por otra parte fuertemente llevado a repetirlas. Cuanto más se abandona a este tipo de relación sexual, más intenso acaba siendo el refuerzo y aumenta la probabilidad de que las repita. Sin embargo, se acompañan a menudo de una sensación de recibir cada vez menos de dichas relaciones sexuales. Finalmente, se produce el compromiso con la actividad homosexual que incluye la aceptación del estilo de vida y de la «cultura» gay o lésbica.
El desarrollo adecuado de la identidad sexual humana depende de aspectos biológicos (hay dos sexos biológicos con sus correspondientes determinantes), psicológicos, culturales y sociales. A la vista de lo que acabamos de describir, la homosexualidad se puede considerar como el resultado del desarrollo inadecuado de esta identidad sexual. Autores como GERARD VAN AARDWEG indican, además, que suelen coexistir en la persona con actividad homosexual importantes componentes neuróticos, autocompasivos y otros problemas psicológicos que describiremos a continuación.
Otros especialistas, como RICHARD COHEN, resumen todo lo anterior afirmando que, en gran mayoría de casos, el homoerotismo nace como reacción ante «un dolor», algo que afecta a la autoestima de varón o de mujer de un sujeto. Siguiendo esta línea de pensamiento, afirma que la orientación homosexual es «un síntoma». Una vez que se ayuda a esta persona a identificar dicho dolor y a superarlo, desaparecería paulatinamente su orientación homosexual y acabaría, en un segundo tiempo, «redescubriendo» su heterosexualidad.
Como se puede observar en la figura anterior, existen situaciones en las que la actividad homosexual se origina sin existir necesariamente una previa orientación sexual de tipo homosexual: es, por ejemplo, la situación de hombres o mujeres en cárceles, o la llamada «experimentación y goce». Adolescentes y adultos pueden ser empujados por un ambiente saturado de erotismo y sexualidad que ejerce una fuerte presión para que tengan relaciones sexuales cuanto antes y de manera promiscua. Acaban teniendo «experiencias sexuales» diversas, entre las que se incluyen también las de tipo homosexual. En la medida en que sigan en esta dinámica, puede terminar fijándose en estas personas una actividad sexual de tipo homosexual por aprendizaje y «condicionamiento sexual». Debido al contexto actual de aceptación generalizada, y casi forzosa, de la homosexualidad, otras personas deciden equivocadamente que su orientación sexual es de tipo homosexual después de experimentar varios fracasos con parejas heterosexuales en vez de examinar, con la ayuda competente, cuál es la naturaleza real de sus fracasos.