Una tradición que tiene muchos siglos en la iglesia el Viernes Santo es el Día en el que escuchamos lo que se puede llamar el testimonio supremo de Jesús y también su testamento, las últimas palabras de Cristo, las palabras pronunciadas desde el pulpito más noble y también el más terrible, son para nosotros el gran testimonio y el gran testamento. Acerquémonos para escuchar a nuestro maestro, a nuestro profeta, pero sobre todo a nuestro amigo y redentor.