Para entender los escritos en la Biblia debemos saber que estos tienen dos sentidos principales como lo dice la Iglesia en su Catecismo (CIC 115):
Los Sentidos Literal y Espiritual y a su vez el el sentido espiritual lo podemos separar en Alegórico, Moral y Anagógico. Veamos cada uno de ellos.
El Sentido Literal
Es el que se lee en las palabras de la Escritura, pero requiere definir el sentido preciso de los textos tal y como han sido producidos por sus autores.
Hay que tener cuidado pues no siempre debemos de leer e interpretar exactamente, palabra por palabra, todos los textos de la Biblia. Podríamos tener el caso de una metáfora, donde su sentido literal no es el que resulta inmediatamente de una comprensión palabra por palabra, por ejemplo
Lucas 12,35: Tengan ceñida la cintura.
Entendemos en este caso que el autor no pide ajustarse el cinturón, no es eso lo que significa, esta frase quiere decirnos que debemos estar preparados y en disponibilidad para lo que pueda llegar. Otro claro ejemplo es
Mateo 5,29: Si tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti.
Si tomáramos este texto al pie de la letra ninguno de nosotros tendría ojos y seguro que eso no es lo que desea Jesucristo al expresar estas palabras.
Sentido Espiritual
Este sentido nos revela significados más profundos del texto bíblico. Se desprende no de las palabras sino de las realidades que se ocultan bajo esas palabras. Por ejemplo san Juan Bautista nos dice en
Juan 1,29: Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: “He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.
Aunque Juan dice que Jesús es el Cordero de Dios, nos queda claro que quien camina hacia él es la persona de Jesús, no un animal, ejemplar de cordero. Entonces para entender hay que ver el significado que se oculta bajo el título de Cordero de Dios.
Como ya decíamos el sentido espiritual se subdivide en:
Sentido Alegórico: De qué manera se refiere ese texto a Cristo.
Sentido Moral: De qué manera se refiere ese texto a nuestras acciones.
Sentido Anagógico: De qué manera se refiere ese texto a nuestro destino.
Salomón y Jesús
Veamos el ejemplo de Salomón y Jesús. Dios manda a decir estas palabras al rey David en
2 Samuel 7,12-13: Cuando tus días hayan concluido y te acuestes con tus padres, levantaré después de ti a tu descendiente, al que brota de tus entrañas, y afirmaré su realeza. El me construirá una casa y yo, por mi parte, afirmaré su trono real para siempre.
Este texto se refiere de manera literal al rey Salomón, hijo de David quien será el rey de Israel luego de David y además construirá el templo de Dios. Sin embargo el sentido espiritual y específicamente el alegórico, apunta más allá, hasta Jesucristo quien heredará el trono de David, su padre para siempre como dice el ángel a María en
Lucas 1,32-33: El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.
Tengamos en cuenta pues que algunos textos bíblicos suelen tener más de un sentido y apuntar en otras direcciones al mismo tiempo.
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https://youtu.be/1Lhz7sFFTOo