Dios mío, fuente de toda vida, creo que eres mi Padre y que soy tu hijo.
Creo que tú me amas con un amor sin límites y que por amor me has atraído a ti.
¡Creo, Padre, pero fortalece mi fe, mi esperanza y mi amor!
Padre, cuando la tormenta entenebrece mi alma y acongoja mi corazón, tanto más siento la urgencia de decirte: ¡Creo, Padre, en tu amor para conmigo!
Creo que de noche y de día velas por mí y que ni siquiera un cabello de mi cabeza se perderá, si tu no lo permites.
Creo que eres infinitamente sabio y que conoces mejor que yo cuanto me conviene.
Creo que eres infinitamente poderoso y que del mal puedes sacar bienes.
Creo que eres infinitamente bueno y que haces que todo ceda en bien de los que te aman.
¡Creo, Padre, pero aumenta mi fe, mi esperanza y mi amor!
Fragmento del libro: «Peticiones y alabanzas a Dios Padre» del Arzobispado de Guadalajara, México.