San José de Cupertino ante la Inquisición.
https://youtu.be/wYiasdzzswQ
Le comunicaron que debía presentarse ante el tribunal dela inquisición en Nápoles. El 21 de octubre de 1638 partió de Cupertino, donde había vivido como sacerdote hasta entonces, acompañado de su fiel hermano Ludovico y de su confesor el padre Diego Galasso. Los hermanos del convento de Nápoles no lo recibieron muy bien, sabiendo que era un inculpado y podía ser condenado.
El padre Roberto Nuti, su primer biógrafo, refiere que el primer día que debió presentarse ante el tribunal, se le presentó san Antonio de Padua y lo acompañó por las calles de Nápoles hasta el tribunal de la Inquisición donde estuvo en prisión preventiva. San Antonio de Padua le había dicho: “No tengas miedo que Dios te ayudará, al igual que la Madre de Dios y nuestro seráfico padre san Francisco”. La Virgen María lo acompañó en el triple interrogatorio. Tuvo un vuelo ante los jueces, que le convenció de su inocencia, mientras él repetía: “Oh bienaventurada Virgen María, Oh bienaventurada Virgen María” .