Jonas 2,6-8. Me envolvían las aguas hasta el alma, me cercaba el abismo, un alga se enredaba a mi cabeza. (7) A las raíces de los montes descendí, a un país que echó sus cerrojos tras de mí para siempre, mas de la fosa tú sacaste mi vida, Yahveh, Dios mío. (8) Cuando mi alma en mí desfallecía me acordé de Yahveh, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo Templo.