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En su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, el último viernes de abril, el Santo Padre – refiriéndose a la promesa de felicidad eterna hecha por Dios – recordó que el Cielo no es un lugar aburrido, como algunos piensan, sino el encuentro gozoso con Jesús. De ahí su invitación a caminar seguros por la vida confiando en esta promesa.
Francisco centró su reflexión en la primera Lectura propuesta por la liturgia del día tomada de los Hechos de los Apóstoles, que refiere el discurso de Pablo en la sinagoga de Antioquía. Los habitantes de Jerusalén y sus jefes – decía el Apóstol – no habían reconocido a Jesús y lo habían condenado, pero Él, tras haber muerto, resucitó. “Y nosotros – concluía – les anunciamos que la promesa hecha a los Padres se ha cumplido, porque Dios la ha hecho por nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús”.
Caminar con la promesa de Dios en el corazón
El Papa Bergoglio explicó asimismo que con esta promesa de Dios en el corazón el pueblo se puso en camino y con la seguridad de saberse “un pueblo elegido”. A la vez que añadió que el pueblo, que con frecuencia es infiel, “confiaba en la promesa, porque sabía que Dios es fiel”. Y por esta razón iba adelante, confiando en la fidelidad de Dios.
“También nosotros estamos en camino: nosotros estamos en camino. Estamos en camino… y cuando hacemos esta pregunta –‘Sí, en camino: ¿pero en camino hacia dónde?’ – ‘Sí, ¡hacia el cielo!’ – ‘Y, ¿qué cosa es el cielo?’. Y ahí comenzamos a resbalar en las respuestas, no sabemos bien cómo decir ‘qué cosa es el cielo’. Y muchas veces pensamos en un cielo abstracto, un cielo lejano, un cielo… sí, sí está bien allí… Algunos piensan: ‘Pero, ¿no será un poco aburrido estar allí toda la eternidad?’. No: el cielo no es eso. Nosotros caminamos hacia un encuentro: el encuentro definitivo con Jesús. El cielo es el encuentro con Jesús”.
Jesús trabaja por nosotros, reza por nosotros
El Santo Padre añadió que debemos volver sobre este pensamiento: “Yo estoy caminando en la vida para encontrar a Jesús”. Un encuentro que nos hará gozar para siempre – afirmó Francisco –, pero después uno se pregunta: “¿Qué cosa hace Jesús, mientras tanto?”. Y respondió que el Señor no está sentado esperándome, sino que como dice el Evangelio, trabaja por nosotros. En efecto, Él mismo ha dicho: “Tengan fe también en mí”, y “Voy a prepararles un lugar”. “Y ¿cuál es el trabajo de Jesús? La intercesión. La oración de intercesión”.
“Jesús reza por mí, por cada uno de nosotros. Pero esto debemos repetirlo para convencernos: Él es fiel y Él reza por mí. En este momento”.
Él es fiel y nos prepara un lugar
El Papa Francisco recordó también las palabras que Jesús pronunció en la Última Cena, cuando prometió a Pedro: “Yo rezaré por ti”. Y explicó que lo que le dijo a Pedro nos lo ha dicho a todos nosotros: “Yo rezo por ti”.
“Y cada uno de nosotros debe decir: ‘Jesús está rezando por mí’, está trabajando, nos está preparando aquel lugar. Y Él es fiel; Él es fiel: lo hace porque lo ha prometido. El Cielo será este encuentro, un encuentro con el Señor que ha ido allí a preparar el lugar, el encuentro de cada uno de nosotros. Y esto nos da confianza, hace crecer la confianza”.
La intercesión de Jesús
Jesús es el sacerdote intercesor, hasta el fin del mundo. “Que el Señor – concluyó el Pontífice – nos dé esta conciencia de estar en camino con esta promesa. Que el Señor nos dé esta gracia: la de mirar hacia arriba y pensar: ‘El Señor está rezando por mí’”.