La Biblia misma nos enseña lo importante que es para nosotros en nuestra relación con Dios. Continuamente nos invita a meditar sus palabras, a corregir el camino, me recuerda que no estoy solo, que Dios viene caminando conmigo. Dice muchas cosas más. Leamos los siguientes versículos para saber qué dice la Biblia de la Biblia.
• Alimento para el alma (Isaías 55,10-11): Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé semilla al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo que yo quería y haya cumplido aquello a que la envié.
• Luz en Mi Sendero (Salmo 119,102-105): De tus juicios no me he apartado, pues tú me los enseñas. ¡A mi paladar son dulces tus palabras, más que la miel para mi boca! Tus ordenanzas me han dado la inteligencia, por eso odio cualquier ruta mentirosa. Para mis pasos tu palabra es una lámpara, una luz en mi sendero.
• Sabiduría que Lleva a la Salvación (2 Timoteo 3,15-17): Además, desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras. Ellas te darán la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, rebatir, corregir y guiar en el bien. Así el hombre de Dios se hace un experto y queda preparado para todo trabajo bueno.
• La Palabra es Viva y Eficaz (Hebreos 4,12): En efecto, la palabra de Dios es viva y eficaz, más penetrante que espada de doble filo, y penetra hasta donde se dividen el alma y el espíritu, los huesos y los tuétanos, haciendo un discernimiento de los deseos y los pensamientos más íntimos.
• Dichosos los que la Oyen y la Practican (Santiago 1,22-25): Pongan por obra lo que dice la Palabra y no se conformen con oírla, pues se engañarían a sí mismos. El que escucha la palabra y no la practica es como aquel hombre que se miraba en el espejo, pero apenas se miraba, se iba y se olvidaba de cómo era. Todo lo contrario, el que fija su atención en la Ley perfecta de la libertad y persevera en ella, no como oyente olvidadizo, sino como activo cumplidor; éste será dichoso al practicarla.
• La Palabra Limpia (Juan 15,3): Ustedes ya están limpios gracias a la palabra que les he anunciado.
La Palabra Limpia el Corazón
Con relación a esta última cita bíblica quiero contar una hermosa historia de un santo llamado Arsenio, un discípulo suyo y la Biblia.
https://www.youtube.com/watch?v=Ntt7Cez9_FQCuentan que un novicio le dijo a San Arsenio: “Padre, es que yo leo la Biblia y no se me queda casi nada».
El santo entonces mandó al joven a sacar agua de un pozo profundo con un canasto empolvado y sucio.
Después de una hora le preguntó: ¿Has logrado sacar agua?
Nada. – Responde el discípulo – Todo se sale por las rendijas del canasto.
¿Y el canasto cómo ha quedado? preguntó el maestro.
Ah, el canasto sí ha quedado totalmente limpio, sin polvo y sin basura.
Mira, le dijo San Arsenio: «Eso es lo que hace en tu vida la lectura de la Biblia, aunque no se te quede casi nada en la memoria, la Palabra Divina te va manteniendo el alma pura y limpia y va alejando de ti la mancha del pecado y la basura de los vicios».
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