Cuando empecé a cambiar un poco, recuerdo que estaba rezando después de comulgar y estaba pidiendo al Señor (en ese momento yo solo quería ser su esposa), entonces me puse ahí de rodillas y estaba pidiendo “Por favor, déjame ser tu esposa, déjame ser tu esposa porque no quiero nada mas, no quiero a nadie más” y sentí que el Señor me decía que “Vale, yo te acepto como mi esposa, pero antes tienes que cambiar muchas cosas”… Poco a poco el Señor te va dando la gracia.