El amor de Dios es siempre más grande de lo que podamos imaginar y se extiende incluso más allá de cualquier pecado que nuestra conciencia pueda reprocharnos, es un amor que no conoce límites ni fronteras, no tiene esos obstáculos que nosotros, por el contrario, solemos poner a una persona por temor a que nos quite nuestra libertad…
Dejémonos Purificar por el Amor – Papa Francisco