Hoy fijamos nuestra atención en el rito central del bautismo: el lavado santo, acompañado de la invocación a la Santísima Trinidad; en el momento en el que somos bautizados y participamos en el misterio pascual de Cristo, el hombre viejo queda sepultado para que renazca una criatura nueva, morimos y nacemos en el mismo instante, pues la fuente bautismal se convierte en sepulcro y madre.
Hijos de Dios para Siempre por el Bautismo – Papa Francisco