Unos de los sonetos más hermosos de Santa Teresa de Ávila. Imposible no estremecerse al escucharlo. — No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y […]
No me mueve, mi Dios, para quererte