¡Espíritu Santo, Paráclito Divino, Padre de los pobres, Consolador de los afligidos, Luz de los corazones, Santificador de las almas! Mírame aquí postrado en tu presencia; te adoro con la sumisión más profunda, y repito mil veces con los Serafines que están delante de tu trono: ¡Santo, Santo, Santo! Creo firmemente que eres eterno, consustancial […]
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