Yo tenía repleto todo lo que era el lado material, pero sentía un vacio interior. No es como cuando te duele un pie, era simplemente que nada me llenaba, nada me saciaba, y era aun más incomprensible porque todo el mundo me preguntaba que yo, teniendo una vida tan maravillosa como la que tenía, cómo podía quejarme o no ser feliz y yo no podía explicarlo. Recuero que en un momento dado una persona me recomendó que hiciera caso a mi vida interior, y yo pensé “Qué tontería, además ¿qué es eso? Estoy perfectamente. Lo que necesito son más zapatos”