Pepe y David nos presentan sus respectivos testimonios de como fueron liberados, para mayor gloria de Dios, del oscuro mundo de la homosexualidad. Ahora han reencontrado el hermoso don de la reconciliación (confesión) y pudieron regresar la paz y el amor de Dios a sus vidas.
Sean sobrios y estén vigilantes, porque su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar. 1 Pe 5, 8.