Isaías 22,20-25. Y aquel día, llamaré a mi servidor Eliaquím, hijo de Jilquías; (21) lo vestiré con tu túnica, lo ceñiré con tu faja, pondré tus poderes en su mano, y él será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. (22) pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David: lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá. (23) Lo clavaré como una estaca en un sitio firme, y será un trono de gloria para la casa de su padre. (24) De él estará suspendida toda la gloria de la casa de su padre: retoños y gajos, todos los vasos pequeños, desde las tazas hasta las vasijas de todas clases. (25) Aquel día -oráculo del Señor de los ejércitos- cederá la estaca clavada en un sitio firme, se quebrará, caerá, y la carga que estaba sobre ella será destruida, porque ha hablado el Señor.
Mat 11,28-30 Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. (29) Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. (30) Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.